“Sound of Freedom” es una película diferente a las demás que se producen en el mundo del cine. Empezando por su controversial estreno, el cual se vio retrasado en innumerables ocasiones debido a rechazos de los principales estudios cinematográficos que por “intereses particulares” decían que no querían verse relacionados con esa película. Toca un tema tan sensible, pero, que no deja de ser preocupante el silencio que los gobiernos han tenido en cuanto a estos temas por muchos años. Ya sea porque es un tema que no favorece mucho políticamente al no haber resultados en el corto plazo o porque tienen “intereses detrás”.
La película empieza dándonos el contexto de la vida del protagonista, Jim Caviezel como Timothy «Tim» Ballard, un agente del gobierno estadounidense que se encarga de resolver casos relacionados a la trata de personas. A los 20 minutos de empezar el filme, nos topamos con una cruda realidad que a muchos les afectará en el ámbito sentimental, pues nos encontramos con el proceso que realizan los traficantes de niños, desde la manera en que los contactan y llaman su atención en la calle, como con mentiras los llevan a sus autos para luego secuestrarlos y llevarlos a contenedores que posteriormente irán a barcos para salir del país en donde realizan sus abominables y repudiables actos.
Continuamos el filme con el protagonista teniendo trabas en su trabajo, pues, el gobierno de los Estados Unidos no quiere financiar casos en donde no estén involucrados niños o ciudadanos de su país. Él tiene que tomar una decisión muy difícil que es desafiar al poderoso gobierno de los Estados Unidos y continuar con un caso por resolver el cual le identifica personalmente, pues se trata de niños, los cuales les recuerda a sus hijos y se ve envuelto en una obligación moral de resolver el caso.
Vemos al protagonista renunciar a la protección del gobierno, a alejarse de su familia y a buscar ayuda privada para obtener financiamiento (millones de dólares) para poder llevar a cabo una misión de rescate sin precedentes.
Consiguen tener éxito y rescatar a la pareja de hermanos que habían sido separados por estos seres perversos que los secuestraron para venderlos y alquilarlos como objetos sexuales, en la película se menciona que a estos pequeños pueden alquilarlos de seis a diez veces al día para que cumplan las fantasías de unos enfermos mentales pedófilos cuyo único castigo posible que se le viene a la cabeza a la mayoría de la sociedad civilizada sería el de la muerte inmediata por hacerle daño a almas tan puras e inocentes como las de un niño.
En resumen, esta película busca generar reflexión, alejándose de objetivos comerciales para enfocarse en la humanidad, especialmente en los niños, quienes representan la pureza e inocencia de la raza humana. El llamado es claro: internalizar el mensaje de la película y trabajar desde diversas esferas (política, civil y militar) para poner fin a la explotación de los seres más vulnerables, evitando que sean reducidos a simples objetos de placer. Se hace un nuevo llamado a la reflexión y se insta a ver la película para difundir el mensaje y aspirar a la eliminación de este crimen. Es imperativo recordar que:
LOS NIÑOS DE DIOS NO ESTÁN A LA VENTA.
